Diez años del 11S, diez años de la invasión de Afganistán. Diez años de este ‘Fue Informe’ emitido por TVE en el que aparece un Afganistán similar al que tenemos hoy en día. Diferencia insalvable entre los dos bandos, tecnología punta y diplomacia internacional contra viejas armas rusas y discursos religiosos. Pero lo cierto es que echando la vista atrás es más creíble el discurso de Osama Bin Laden prometiendo que “no habrá seguridad en Occidente hasta que no se resuelva el tema palestino y las tropas infieles salgan de la tierra de Mahoma”, que los de Bush, Blair o Aznar hablando de la necesidad de golpear Afganistán “en nombre de la seguridad internacional”. Osama al menos cumplió su palabra y logró llevar el terror a Madrid, Londres, Bali…
Un Kabul sin electricidad y bajo el único foco de Al Jazeera, testigo incómodo durante toda la ofensiva, recibió las bombas de última generación de aviones y barcos. Imposible saber el número de civiles muertos. El gobierno talibán habló de 300 muertos en la primera noche de bombardeo, aparecen algunos planos de hospitales… muy complicado. Las bombas inteligentes mataron a cuatro trabajadores de la ONU, las primeras víctimas del fuego amigo de una larga lista que aumenta cada día.
“La guerra empezará cuando entren en Afganistán”, vaticinó el entonces embajador talibán en Peshawar, Abdul Salam Zaeef (su libro ‘Mi vida con los talibanes’ es recomendable para quien quiera saber algo de aquellos años), rodeado de cámaras y micrófonos. Y tenía razón. Pero los estadounidenses son resultadistas y han logrado el objetivo que buscaban aquel 7 de octubre de 2011. Osama Bin Laden ha muerto, en suelo paquistaní, detalle que algunos paracen olvidar, y ellos se van abriendo la puerta a una Alianza incapaz de mantener el teatro humanitario sin el respaldo de Washington. El primer objetivo, el que marcó la estrategia de 2001 a 2003 ha sido completado con éxito. El segundo, el que llegó tras la invasión de Irak y que pretendía democratizar Afganistán se ha hundido de forma estrepitosa y no hay quien le puede dar la vuelta.