Arabia Saudí retoma el proyecto del muro en su frontera sur con Yemen, esta vez con el objetivo de “evitar la expansión de la revolución”, según la agencia de noticias iraní Fars. El proyecto se remonta a 2004 y entonces los argumentos más importantes esgrimidos por Riad eran la necesidad de defenderse de posibles ataques terroristas y poner freno al tráfico de armas, droga e inmigración ilegal. Ocho años después las prioridades parecen haber cambiado y el reino saudí no quiere ser el próximo en la lista de países árabes sacudidos por revoluciones populares.

Mezquita zahidí en Saná. (M.A)

La agencia iraní asegura que el objetivo número uno de Arabia Saudí es blindar la parte este del país –donde reside gran parte del quince por ciento de la población total del país de la secta chií del Islam, la misma que en Irán- debido al “número creciente de protestas en las últimas semanas”. Los yemeníes lograron derribar a Alí Abdulá Saleh tras más de un año de protesta que concluyó con un pacto apadrinado por Riad por el que el dictador renunció a su poder a cambio de la inmunidad y ahora “Arabia Saudí teme a la influencia de la revolución sobre su propio pueblo ya que está gobernado por un tiránico régimen real”, según un joven líder de la revuelta yemení citado por Fars.

La frontera de unos 1.500 kilómetros entre ambos países –aliados durante los 22 años de dictadura de Saleh- también ha sido un lugar de máxima tensión debido a la presencia del Houthi, la milicia zaidí que desde 2004 ha librado seis guerras con el Gobierno de Saná. La última fue en 2009 y en ella Saleh tuvo el apoyo Saudí por medio de bombardeos y de un gran número de soldados que cruzaron la frontera para dar caza a los milicianos. El zaidismo es una rama de la secta chií que sólo se encuentra en Yemen y el Houthi es su brazo armado. Su líder militar es Abdul-Malik al-Houthi, hijo del fundador del movimiento Hussein Badreddin al-Houthi, y tanto en su forma de hablar, como en sus gestos y mensaje imita a Hasán Nasralá, el secretario general de Hizolá, el Partido de Dios libanés.  Los seis enfrentamientos que se han producido entre Gobierno y la milicia Houthi, que podría estar formada por unos diez mil hombres, han causado miles de víctimas y unos 150.000 desplazados según Naciones Unidas.