Abdul Salam Zaeef no puede más. Después de dos intentos de registro de su casa de Kabul por parte de las fuerzas de Estados Unidos ha puesto rumbo a Emirato Árabes Unidos en busca de seguridad. El ex embajador del régimen talibán en Pakistán veía peligrar su vida porque “quizás en un tercer intento le podrían haber matado”, señaló una fuente cercana a Zaeef a la cadena Al Jazeera y decidió hacer las maletas porque tampoco tenía demasiada confianza en la protección asignada por el gobierno de Kabul. Con su marcha abandona Afganistán uno de los personajes cuyo nombre siempre salía a la luz cuando se abrían las puertas a posibles contactos con los talibanes como los que ahora se mantienen en Qatar.

Analistas locales consultados por Al Jazeera aseguran que la presión estadounidense en las últimas semanas se debería a la supuesta implicación de Zaeef en un intento de acción terrorista del pasado año. Su rostro se hizo mundialmente conocido tras el 11S cuando estando en Pakistán como responsable de la legación afgana se convirtió en el portavoz mundial del régimen fundamentalista. Tras la invasión y pese a su estatus diplomático fue apresado por fuerzas de Estados Unidos y enviado a Guantánamo. Después de cuatro años y medio fue liberado por la falta de cargos contra su persona y desde entonces vivía en Afganistán bajo una estrecha vigilancia. En 2010 publicó su biografía titulada ‘Mi vida con los talibanes’, un repaso a su vida desde los tiempos de la infancia en el Kandahar rural hasta las celdas de la prisión estadounidense en Cuba.  Zaeef es uno de los pocos oficiales del régimen talibán, junto al ex ministro de Asuntos Religioso Arsalah Rahmani,  que no se ha visto obligados a vivir en clandestinidad. Desde ahora la única forma de lograr su intermediación en un proceso de paz será desde Emiratos Árabes Unidos.