A la quinta la vencida. Después de cinco viajes a Libia salgo de un país libre de Muamar Gadafi. El régimen ha caído, pero hay cosas que no cambian en la mente de los libios. Saliendo de la frontera una compañera se daba la vuelta porque le pedían el visado en el puesto rebelde. Siguiendo el ejemplo del antiguo régimen, los tipos de la frontera piden ahora cartas de invitación, un fax del departamento de información del Consejo Nacional Transitorio (CNT)… o una módica ‘propina’ para solucionar el tema y poder acceder a la Libia libre (con 50 dinares, unos 25 euros suele ser suficiente).

Nada queda de esos días de febrero en el lado este cuando la gente esperaba al otro lado para volar a Bengasi y abrir al mundo los ojos sobre el estallido de la revuelta. Quizás allí siga siendo igual, o en Dehiba, ese mini puesto del sur que lleva a las montañas de Nafusa donde el viernes dos soldados tunecinos fueron arrollados por un camión libio que pretendía cruzar cargado de armas. Pero Ras Jadir es de momento es una lotería en la que todo depende del humor del rebelde de turno, en su mayoría bereberes de Zwara, bastante diferentes, por cierto, a los de la montaña.

La opción más sensata es lograr que algún contacto dentro de Libia contacte con la gente de prensa del CNT (en el hotel Radisson de Trípoli) y les pida una carta de invitación. Ese documento se escanea y se envía por correo electrónico o fax a la persona que quiere entrar y listo. Todo esto espero que cambie en cuanto empiecen a operar vuelos regulares. El día 2 de noviembre tiene previsto reiniciar la ruta Alitalia y con el paso de los días se sumarán Lufthansa y British Airways. Existe la opción de las ‘Líneas Aéreas Rebeldes’, antes Libyan Airlines, pero es una lotería de momento.