Mientras Hamás y las autoridades israelíes intensifican las conversaciones para lograr un alto el fuego duradero en Gaza con la mediación de Egipto, el ministerio de Defensa de Israel mostró las primeras imágenes de lo que el ministro, Avigdor Lieberman, bautizó como “espigón inexpugnable”. Además del muro antitúneles a lo largo de la frontera, cuya construcción está en marcha y esperan concluir a finales de 2019, el Estado judío levanta otra barrera en el mar que cuando esté acabada tendrá una longitud de 200 metros de largo y 50 de ancho, y se elevará seis metros por encima del agua.
«Nuestra capacidad antiterrorista en los alrededores de la Franja mejora cada día», declaró Lieberman sobre este espigón levantado en la playa del kibutz Zikim, el mismo lugar al norte de Gaza a donde llegaron buzos de Hamás en la guerra de 2014. Según las explicaciones del ministerio, la barrera tendrá un nivel subterráneo, otro de cemento armado en la superficie, sobre el que se levantará una estructura defensiva, y estará reforzada por una valla de alambre.
El muro marino se suma al proyecto del “gran obstáculo”, tal y como le denominan en Israel, que el Estado judío construye para luchar contra los túneles de Hamás. Este nuevo muro tiene una longitud de 64 kilómetros, discurre en paralelo a la actual barrera de seguridad y se introduce decenas de metros en el suelo. Una enorme taladradora es la encarga de las excavaciones y los mandos militares confían en que sea capaz de destruir los túneles existentes y que Israel ha sido incapaz de detectar hasta el momento. En la última guerra los túneles fueron el arma más efectiva de los milicianos palestinos, por encima de los cohetes. Según el Ejército, durante la ofensiva lograron anular 30 pasadizos subterráneos y desde el final de la contienda han encontrado otros dos, pero Hamás insiste en que sigue cavando de cara a futuras guerras y la amenaza se mantiene.
Negociaciones abiertas
Las obras para fortificar la frontera de Gaza por tierra y mar discurren de forma paralela a las negociaciones para intentar rebajar la tensión que vive la Franja desde el comienzo en marzo de las protestas de la ‘Gran Marcha del Retorno’. La gente acude a la verja de separación, sobre todo los viernes, a reclamar su derecho a regresar a las tierras de las que fueron expulsadas sus familias en 1948, cuando se formó el Estado de Israel, un derecho amparado por la resolución 194 de la ONU.
Israel ha matado al menos a 157 manifestantes y hay miles de heridos, en las últimas semanas se han producido además choques directos entre militares y milicianos palestinos, se han lanzado cohetes desde Gaza e Israel ha bombardeado por tierra y aire. Según declaraciones a la agencia Reuters de fuentes israelíes próximas a la negociación “desde nuestro lado estamos dispuestos a reabrir el paso de Kerem Shalom y renovar los permisos para las zonas de pesca”, a cambio exigen el final de las protestas semanales y, sobre todo, el final de los lanzamientos de globos y cometas incendiarias desde Gaza.
Estos artefactos caseros han causado millones de shekels de pérdidas al otro lado de la verja debido a los incendios que provocan en los campos próximos a la Franja y fueron la razón por la que el primer ministro, Benjamín Netanyahu, anunció el cierre de Kerem Shalom (único paso para la entrada de mercancía y ayuda humanitaria) y la reducción de la zona de pesca de nueve a seis millas marítimas como primeras medidas de castigo a comienzos de julio.