DAMASCO. Se acaba de ir la luz en Mezze y el generador ruge en el jardín de la residencia de Ali Haidar. El líder del Partido Nacional Socialista Sirio, que perdió a un hijo hace un año después de que le tirotearan en plena carretera, dejó la oposición en otoño para aceptar el reto de establecer la nueva cartera de Reconciliación Nacional y demostrar que “el cambio se puede realizar desde dentro”. De momento apenas cuenta con personal para afrontar una tarea que muchos consideran imposible y para la que está usando la red de colaboradores tejida en la sombra de la clandestinidad por su partido durante años en todo el país. Repasa un informe que acaba de enviar al presidente con varias reformas que considera importantes, entre ellas la retirada de las estatuas de Hafez Al Assad de las calles porque “generan división”.
Haidar en su despacho de Mezze. (M.A)
-¿Qué hace un político de la oposición nacional dentro del Gobierno?
-Yo soy un ministro de Siria, no un ministro de Al Assad, me debo a este país y no a una sola persona. Acepté el cargo porque creo que el cambio hay que hacerlo desde dentro. Hemos logrado montar la estructura de trabajo contra el reloj y ya empezamos a ser operativos.
-Después de dos años de guerra con fuerte carácter confesional, ¿es posible mantener unido al país?
-Es prioritario reducir la tensión entre los dos bandos, calmar el estrés general que se ha generado en estos meses para lograr la reconciliación social y política entre los sirios. Cada día que pasa la crisis se agudiza y es más complicada de solucionar, pero creo que estamos a las puertas de un proceso negociador. El problema son los radicales de cada lado porque cualquier diálogo precisa más coraje que llevar un arma.
-Los secuestros son unas de las mayores preocupaciones entre la población, ¿ha logrado algún avance su ministerio?
-Cuando nos llega un caso de secuestro intentamos ser los mediadores, el problema que nos encontramos es que en la mayor parte de casos se deben a motivos criminales, no a causas políticas o sectarias. Es más importante lo que tu familia pueda pagar que la secta a la que pertenezcas, y entonces poco podemos hacer. Esto es consecuencia de la inseguridad originada por la revuelta, pregunta a cualquier sirio y te dirá que la vida era mucho mejor hace dos años. El mayor logro de los últimos dos añis y de la llamada ‘primavera árabe’ ha sido la libertad de expresión, ahora podemos expresar abiertamente lo que pensamos, pero las condiciones de vida son peores que antes.
-¿Y qué pasa con los miles de presos en manos de las fuerzas de seguridad?
-Intentamos ayudar a las familias a encontrar a sus parientes encarcelados por las fuerzas de seguridad, aunque si han tenido la mala suerte de caer en manos de los Comités Populares (milicias creadas para la defensa de las minorías religiosas) lo llamamos directamente desaparición porque ellos actúan al margen de la ley. Es fundamental acabar con la política de detenciones arbitrarias, mejorar el contacto con las familias y acelerar los interrogatorios para saber si uno es o no culpable. Lo que me gustaría es matizar las cifras de la oposición nacional y extranjera cuyas cifras están entre los 78.000 y 160.000, creo que exageran y no van restando a los amnistiados, que también son miles.
-Cada vez es mayor el descontento con los Comités Populares, ¿piensa tomar el Gobierno alguna medida?
-Es inaceptable su comportamiento en las calles y por eso hemos pedido su regularización. En un plazo de dos semanas esperamos que operen ya dentro del marco legal y se integren en lo que se ha bautizado como el nuevo Ejército de Defensa Nacional bajo mando directo de militares.
-¿Ve fuerte al presidente Assad?
-Es un hombre duro y si gana las elecciones de 2014 podría incluso seguir en el poder, pero desde nuestro ministerio entendemos que su familia crea división entre los sirios y por eso le hemos propuesto, por ejemplo, la retirada de las estatuas de su padre de las calles.
-¿Hubiera aguantado estos dos años sin la ayuda de Rusia, China o Irán?
-El apoyo internacional en forma de ayuda material y los vetos a cualquier resolución del Consejo de Seguridad han reforzado la gestión de Assad de esta crisis. La comunidad internacional se ha dado cuenta de que por la fuerza no van a poder derrocarle. La hoja de ruta que presentó Assad el presidente, en la que tomé parte directa, me parece un buen punto de partida para alcanzar una solución.
-Usted que tiene contactos con el otro bando, ¿piensa como los medios oficiales que todos los opositores son terroristas?
-No son todos terroristas, hay muchos grupos distintos y motivaciones distintas en su lucha. Tenemos contacto directo con ellos, también con la gente del Ejército Sirio Libre (ESL), con los que no tenemos nada que hablar es con los radicales de Al Qaeda.
*Entrevista realizada a comienzos de marzo en Damasco