Washington y Kabul negocian el futuro estatus de las fuerzas americanas en el país a partir de 2014, fecha en la que concluirá la actual misión internacional en el país asiático. Más de dos mil líderes tribales venidos de todas las  provincias se encuentran en la capital afgana para celebrar una Jirga (reunión)  en la que los dos temas más importantes son la relación con Estados Unidos una vez terminado el repliegue de las fuerzas de combate de la OTAN y la situación del proceso de paz con los talibanes tras el asesinato de Burhanudín Rabani, ex presidente del país y líder de Consejo Supremo para la Paz creado para trabajar a favor de una solución dialogada al conflicto.

Estados Unidos no puede permitirse una situación como la que vive en Irak, donde a falta de un mes para el final de la misión sigue en el aire la relación con el Ejecutivo de Nuri Al Maliki, que sufre la presión de su principal socio de gobierno, el bloque Sadrista de Muqtada Al Sadr, para  limitar al máximo la presencia militar norteamericana. La Jirga no tiene capacidad ejecutiva, pero sus decisiones marcarán los pasos que dará la administración de un Karzai que en la charla inaugural adelantó que “si quieren bases militares les daremos permiso porque es en nuestro beneficio. De esta manera obtendremos fondos y además entrenarán a nuestros soldados”. La buena disposición del actual presidente, cuyo final de mandato coincidirá con la retirada de la OTAN, parte de la base del trato de igual a igual entre las dos administraciones y del fin de la inmunidad para las fuerzas extranjeras en suelo afgano, misma condición que exigen los iraquíes y que desde la Casa Blanca no parecen dispuestos a aceptar. La prensa iraquí se refiere desde hace años a los americanos como “fuerza de ocupación” y esta terminología también empieza a cobrar fuerza en suelo afgano donde se ve a los extranjeros como causa de sus problemas, más que una solución.

Kabul permanecerá blindado por las fuerzas de seguridad hasta el final de una reunión que está en el punto de mira de una insurgencia que en los últimos meses ha demostrado su capacidad de golpear en el corazón del país. La nueva estrategia de Karzai para la paz pasa por intentar implicar a Pakistán en el proceso de diálogo ya que allí se encuentra el principal santuario de los talibanes. La próxima gran cita para intentar reconducir el destino de la guerra afgana tendrá lugar el 5 de diciembre en Bonn, diez años después la ciudad alemana será sede de una cumbre que marcará una década de intervención internacional en el país asiático.