Por si quedaba alguna duda de que el acuerdo de unidad nacional firmado por Fatah y Hamás en 2014 es papel mojado, la decisión del Tribunal Supremo de suspender las elecciones municipales palestinas previstas para el 8 de octubre lo vuelve a ratificar. Los dos millones de ciudadanos con derecho a voto estaban llamados a las urnas por primera vez en diez años, pero la Corte argumenta que la imposibilidad de votar de los palestinos que viven en Jerusalén Este, la parte de la ciudad ocupada y anexionada por Israel tras la guerra de 1967, y los “problemas en Gaza” le obligan a suspender los comicios. Respecto a la Ciudad Santa, en cuya zona árabe residen 250.000 palestinos, el Supremo recoge que “no es posible celebrar elecciones en un sitio y no en otro”, y en Gaza el problema ha sido la anulación de varias listas de Fatah por parte de tribunales controlados por Hamás. La Corte volverá a reunirse el 21 de septiembre para tomar una decisión.

Unos culparon a los otros de este nuevo fracaso. Mahmoud Al Zahar, fundador del movimiento islamista y uno de sus rostros más conocidos de la franja, calificó la decisión de la Justicia de “política, ilegal e infundada”. El partido ultrarreligioso emitió un comunicado para denunciar que “Fatah no cree en la reconciliación” y teme “una gran victoria del movimiento de las resistencia y la reforma”. El parlamentario de Fatah, Fayez Saqqa, insiste en que “se trata de una suspensión, no de la cancelación” y espera que la comunidad internacional presione a Israel para que finalmente los palestinos del Este de Jerusalén “puedan votar como lo hicieron en las generales de 2006”. Respecto a los problemas en Gaza, Saqqa, consultado por este medio,  denuncia que “fuerzas ilegales anularon cinco listas de Fatah y eso es inadmisible”. Para el parlamentario, por encima de las diferencias internas entre facciones, lo importante es subrayar “el esfuerzo palestino por intentar mantener una actividad democrática pese a la ocupación y la separación geográfica impuesta por Israel”.

A la espera de la decisión de la Justicia, la encuesta llevada a cabo en verano por el Palestinian Center for Policy and Survey Research (PSR) en Gaza y Cisjordania arrojó un resultado final muy reñido con un 31 por ciento de la intención de voto para Hamás y un 34 por ciento para las listas de Fatah, formación que sufre a su vez las disputas internas entre el presidente Mahmoud Abás y Mohamed Dahlan, ex líder de la formación en Gaza.

Victoria islamista en 2006

Hamás es el brazo palestino de los Hermanos Musulmanes, no reconoce el estado de Israel y apuesta por la resistencia armada para hacer frente a la ocupación, lo contrario que Fatah, partido laico favorable al diálogo y la resistencia no violenta desde la llegada de Abás a la presidencia tras la muerte del mítico Yaser Arafat. Las elecciones generales de 2005 marcaron el punto de inflexión ya que Hamás se alzó con la mayoría absoluta al obtener 76 escaños de los 132 asientos de los que consta la asamblea. Abás calificó el proceso de “limpio y transparente”, pero la presión de Israel y la comunidad internacional impidió gobernar a los islamistas y mantuvo en su puesto al líder de Fatah, con quien el estado judío mantiene un acuerdo de seguridad. En 2007 llegó la ruptura definitiva entre las facciones palestinas con el enfrentamiento armado en Gaza que acabó con la expulsión de Fatah de la franja y la persecución y la captura de los miembros de Hamás en Cisjordania. Las últimas presidenciales se celebraron en 2005 y las últimas municipales en 2012, pero solo tuvieron lugar en Cisjordania ya que los islamistas boicotearon el proceso.