Anwar Al Awlaki (Nuevo México, 1973) murió en septiembre de 2011 después de que un avión no tripulado estadounidense armado con misiles ‘Hellfire’ alcanzara el vehículo en el que viajaba por la provincia yemení de Al Jawf, a 150 kilómetros de la capital. Tras haber logrado salir ileso de dos ataques anteriores, Washington acabó al tercer intento con el que consideraba “jefe de operaciones externas de AQPA (nombre que recibe el grupo tras la fusión de las facciones de Yemen y Arabia Saudí en 2009)” y máximo responsable de las grandes operaciones transfronterizas del grupo.

El ciberpredicador de pasaporte estadounidense-yemení ya no está, pero su mensaje permanece en la mente de alumnos suyos como Said Kouachi, uno de los dos hermanos sospechosos de cometer el atentado contra el semanario Charlie Hebdo de París, que no ha dudado en llevar a la práctica los consejos recibidos. Kouachi habría recibido adoctrinamiento directo de Al Awlaki durante un viaje “de varios meses” a Yemen en 2011, según revelaron fuentes de la inteligencia yemení a la agencia Reuters. El francés formaría parte de la comunidad de jóvenes musulmanes de todo el mundo que viajan a este país, como lo hacen a Siria o Irak, para formarse en la yihad (guerra santa). Una enseñanza a nivel teórico y práctico que le habría servido para llevar a cabo esta operación de ‘guerra santa’ en su casa, en el corazón de Francia, y contra un enemigo incluido en las amenazas de AQ desde la aparición de las caricaturas del Profeta.

Como Kouachi en París, el día de Navidad de 2009 un joven nigeriano llamado Omar Faruk Abdulmutalab también llevó a la práctica las enseñanzas de su maestro Al Awlaki al intentar inmolarse en el interior del vuelo 253 la compañía Northwest Delta Airlines en el que viajaba desde Amsterdam a Detroit. Finalmente no logró hacer explotar la carga que llevaba adherida a su ropa interior gracias a la rápida reacción de los pasajeros y la tripulación, pero consiguió situar a Yemen en el ojo del huracán. El joven declaró haber sido adoctrinado en la provincia de Shabwa a las órdenes de un hasta entonces desconocido Anwar Al Awlaki. Poco después la inteligencia americana reveló que el clérigo también fue capaz de influir a través de sus mensajes de correo electrónico un mes antes en el mayor Nidal Malik Hasán, militar de la base tejana de Ford Hood que disparó contra sus compañeros causando la muerte a trece personas. Su uso del inglés y el dominio de las nuevas tecnologías les permitían predicar el mensaje de la yihad global a través de la red y llegar a militantes en cualquier parte del mundo.

Tras el fracaso de Abdulmutalab la siguiente gran operación de AQPA consistió en colar dos explosivos en paquetes enviados por vía aérea a través de las compañías FedEX y UPS. Las alarmas saltaron en los aeropuertos de Dubai y East Midlands (Reino Unido) al detectarse dos cartuchos de impresora que contenían un explosivo químico a base de tetranitrato de pentaeritritol (Pent), el mismo que llevaba en los calzoncillos el joven nigeriano apadrinado por Al Awlaki.

 

*Artículo publicado el 10 de enero en los periódicos de Vocento