Una llamada de teléfono al 911, un post en un blog, un comentario en Facebook o un simple mensaje de Twitter es suficiente para convertirse en “soldado del califato”. Con ese mero trámite uno pasa a convertirse en unos segundos de lobo solitario asesino a engrosar la lista de mártires de la guerra santa y aumentar el grado de amenaza que representan los seguidores del califa en todo el mundo. Tras lograr instaurar un califato entre Siria e Irak en verano de 2014, con unas fronteras determinadas y una bandera visible, el grupo yihadista Estado Islámico (EI) ha conseguido globalizar su amenaza a través de las redes sociales y ha abierto la posibilidad a todos los simpatizantes del mundo a sumarse a la guerra santa sin tener que viajar a Oriente Medio. Omar Mateen, autor de la matanza en Orlando, pudo actuar inspirado por la ideología del EI, aunque hasta el momento nada indica que estuviera sometido las órdenes de un cuadro de mandos. El joven estadounidense de ascendencia afgana cometió el ataque más sangriento que sufren los Estados Unidos desde el 11-S, pero su atentado no sigue los parámetros de otros dirigidos por el EI como la operación de yihad urbana que golpeó París en noviembre y dejó 130 muertos.

En septiembre de 2014 el portavoz del EI, Abu Mohamed al Adnani, llamó por primera vez a golpear fuera de las fronteras del califato con un mensaje de voz que decía “si podéis matar a un impío americano o europeo —en particular a los malvados y sucios franceses- contad con Alá y hacerlo de la manera que sea. No preguntéis a nadie ni busquéis su veredicto”. Eran momentos en los que la prioridad pasaba por reforzar las fronteras internas del califato, pero ahora la situación ha cambiado y los yihadistas han perdido al menos dos tercios del terreno que llegaron a controlar, según el Pentágono, por lo que el último mensaje de Al Adnani, antes del mes sagrado de ramadán, exhortó a sus seguidores a golpear en sus casas, sin necesidad de viajar al califato porque “cualquier acción que podáis hacer en el corazón de su tierra, por pequeña que sea, será mayor que lo que podáis hacer aquí, más efectiva y dañina”. Unas palabras especialmente dirigidas a los seguidores en Estados Unidos.

El nuevo lema del EI podría ser algo así como “hazlo tú mismo y en tu propia casa” y es lo que han cumplido a rajatabla en los últimos ataques ocurridos en Estados Unidos. En diciembre en San Bernardino los autores juraron lealtad al EI por Facebook y en mayo, en Texas, Elton Simpson empleó los 140 caracteres de un tuit para manifestar su lealtad al califa antes de abrir fuego en una exhibición de caricaturas en la que había dibujos del Profeta.

Ni en Orlando, ni en San Bernardino, ni en Texas los autores de los ataques siguieron un plan específico diseñado por el EI desde sus bastiones en Raqqa y Mosul. No se trata de personas con pasado vinculado a la guerra santa, sino que son el ejemplo de la capacidad de adoctrinación que ha logrado el grupo a través de los medios y las redes. La respuesta de Washington, una vez más, pasará por reforzar los bombardeos en Oriente Medio, pero esto no evitará que en el futuro próximo se repitan nuevos ataques. En esta “guerra contra el terrorismo”, tal y como la etiqueta Estados Unidos desde 2001, el frente de la guerra mediática es cada vez más importante y la propaganda yihadista ha logrado superar las barreras de seguridad levantadas por Occidente y los bombardeos.

A diferencia de Al Qaeda, que buscaba un mayor simbolismo en sus operaciones, con el EI todo ataque sirve “por pequeño que sea”, como advirtió Al Adnani en su último mensaje de voz. El 11-S fue el ejemplo más claro de una operación planificada con tiempo y recursos y en 2009 llegó el ataque en Fort Hood en el que 13 soldados murieron en una base militar estadounidense, objetivos complicados y operaciones bien planeadas frente a ataques como el de Orlando contra un club gay sin medidas de seguridad. La presión aumenta sobre unas fuerzas de seguridad y servicios de inteligencia que cada vez lo tienen más complicado para adelantarse a los planes de estos “lobos solitarios” que, inspirados por el EI, aspiran a convertirse en guerreros santos.

 

*Publicado en los diarios de Vocento el 14-06-2016