Los talibanes siguen imponiendo su ley en las provincias del sur de Afganistán. En Ghazni, que será capital de la cultura islámica en 2013, más de cien escuelas permanecen cerradas desde hace semanas. Los representantes de la provincia en el parlamento de Kabul denuncian “la difícil situación de seguridad” y piden a las fuerzas de seguridad que actúen, pero saben que “es muy complicado”, confiesa el diputado Mohammad Aref Rahmani a la cadena Tolo. Desde el ministerio de Educación también apuntan a las fuerzas de seguridad y matizan que “las escuelas no están cerradas, pero los alumnos no acuden por falta de seguridad”. En Ghazni hay 633 escuelas, de las que 250 son femeninas, uno de los objetivos de los sectores más conservadores de la sociedad afgana. La escolarización es uno de los grandes éxitos de la comunidad internacional en el país asiático en los últimos once años, pero el auge talibán en buena parte del mapa afgano pone en peligro este avance del que se han beneficiado especialmente las niñas. El mes pasado el ministerio de Educación denunció el envenenamiento de un centenar de niñas en el norte del país. Las alumnas tomaron agua contaminada en una escuela de educación secundaria, informaron los responsables del centro, que culparon a los conservadores radicales que se oponen a la educación femenina.

Los problemas con las escuelas en Ghazni empezaron a mediados del mes pasado y la excusa fue la insistencia de las autoridades de prohibir la circulación de las motocicletas que no llevaran matrícula. La respuesta insurgente fue cerrar por la fuerza las escuelas de los distritos de Andar y Deh Yak. Los responsables policiales argumentaron que es el medio más común de transporte que usan los insurgentes y por eso insistieron en la importancia que tenía para la seguridad tener todas las motocicletas bajo control. Fue el punto de arranque para una ofensiva contra las escuelas que ya afecta a todos los distritos. Ghazni es una de las provincias donde la autoridad de Kabul apenas sobrepasa los límites de las capitales de distrito y los talibanes gobiernan con una administración paralela a la sombra.