DAMASCO. Los presos salen a la carrera de los tres autobuses de línea en los que han llegado a la comisaría central de Damasco. Varios militares le esperan en un salón de plenos de estilo soviético para sellar su amnistía. Las autoridades cumplen con el decreto presidencial y liberan a miles de presos en todo el país. Mientras los reos firman la declaración de que no cometerán delitos y no participarán en manifestaciones ilegales en los pasillos se comenta el anuncio de Lajdar Brahimi en El Cairo sobre la disposición del régimen de establecer una tregua durante la festividad del Sacrificio que comienza mañana. “Tras la visita a Damasco hay un acuerdo por parte del gobierno para respetar el alto el fuego durante el Eid”, señaló el enviado especial de la ONU y la Liga Árabe para sorpresa general horas antes de contactar por videoconferencia con el Consejo de Seguridad de la ONU que dio la bienvenida a esta iniciativa. Un “acuerdo” que las autoridades sirias deberán corroborar en las próximas horas ya que, según un comunicado del ministerio de Exteriores, “todo depende de la decisión de los altos mandos de las Fuerzas Armadas que estudian la posibilidad de congelar las operaciones durante los cuatro días festivos”.

Brahimi aseguró contar también con el visto bueno de “la mayor parte” de los líderes de los grupos opositores armados, incluidos los mandos del Ejército Sirio Libre (ESL), pero a media tarde el Frente Al Nusra, grupo vinculado a Al Qaeda responsable de los mayores atentados cometidos en el país, colgó un comunicado en su página web calificando la tregua de “juego asqueroso” y desvinculándose de la misma porque “no creemos en la palabra de este régimen”. Al Nusra certificó esta negativa con una nueva bomba que costó la vida a cuatro personas e hirió a once en el barrio de Tadamon. La oposición armada siria está formada por un sinfín de grupos, incluidas las brigadas salafistas yihadistas, sin una cadena de mando estructurada, lo que complica cualquier acuerdo. “La única opción es que sus patrones les dejen de suministrar armas y dinero. El alto el fuego de la oposición depende de Turquía, Qatar y Arabia Saudí. Sobre el terreno no hay nadie con la autoridad suficiente como para dar una orden de esa envergadura”, según fuentes diplomáticas sirias consultadas.

Masacre en Duma
La sangre de Tadamon no fue la única que corrió por las calles de la periferia de la capital, que un día más sufrió intensos bombardeos de los cazas y la artillería del Ejército. La palabra masacre volvió a Siria tras la aparición de 25 cuerpos degollados, tres de ellos niños, en la ciudad Duma, uno de los bastiones de la insurgencia en los alrededores de Damasco. Régimen y oposición no tardaron en culparse mutuamente de esta carnicería que, como la de Houla, ocurrida en mayo en la provincia de Homs, se produjo horas antes de que el Consejo de Seguridad de la ONU abordara la crisis que atraviesa el país. La agencia oficial Sana, citando fuentes locales, acusó a la ‘Brigada del Islam’, liderada por Zaher Allush, de estar detrás de los asesinatos en esta zona en la “no hay presencia del Ejército”.

“Me arrestaron en un control a la entrada de mi barrio, Salihiya, y me he pasado seis días en la cárcel sin motivo alguno”, denuncia Wissam Darwish, de 23 años, uno de los pocos que accede a hablar con la prensa. La mayoría presenta aspecto muy cansado, algunos llegan con los ojos morados y unos pocos son arrastrados por compañeros porque no pueden caminar. “Esta gente no ha cometido delito alguno y es víctima del sistema de detenciones arbitrarias que hay en este país. El martes se llevaron al activista Dara Abdulá, antes hicieron lo propio con el abogado Jalil Matouk, el escritor Zaki Kordillo… ya es hora de que el régimen acabe con la  la persecución a los activistas si tanto quiere apostar por la vía del entendimiento como predica”, denunció en un comunicado el movimiento opositor Construcción del Estado Sirio, liderado por Louay Hussein.

Algunos periodistas y militares se tapan la cara con mascarillas debido al olor que se forma en la sala con los cientos de presos sentados en las butacas verdes. Tres retratos de Hafez Al Assad y sus hijos Basil, quien estaba llamado a sucederle pero que falleció en 1994, y Bashar, actual presidente, presiden la escena de esta “amnistía histórica”, según los medios sirios. Fuera esperan las familias. Padres, esposas e hijos impacientes por ver salir a los suyos con vida. A falta de alto el fuego, para ellos este es el mejor regalo antes de la fiesta del Eid.