En los últimos años en Irán se han cerrado publicaciones de forma temporal y definitiva, se ha encarcelado a profesionales de la información, pero por primera vez la Justicia condena a un caricaturista a recibir 25 latigazos. El delito de Mahmoud Shokraye, según informa la agencia Ilna y recoge el diario británico The Guardian, es haber dibujado al diputado ultraconservador Ahmad Lotfi Ashtiani vestido de futbolista, con un diploma en la mano y pisando la pelota con su pierna izquierda. Shokraye no pasó de largo ni el detalle de su frente marcada por una mancha oscura, señal de las personas piadosas que de tanto rezar se producen esa pequeña costra en la frente al golpearse contra el suelo al postrarse frente a Alá. La caricatura se publicó en el diario local Nameye Amir, el más importante de la ciudad de Arak, en la provincia de Markazi de donde es originario el diputado, 250 kilómetros al sur de Teherán.   La implicación de los políticos en asuntos deportivos ha sido tema de debate en los medios iraníes en las últimas semanas y Ashtiani consideró su dibujo de “insultante”. La Justicia le ha dado la razón levantando una gran polémica entre un sector como el de la caricatura que, pese a las limitaciones, se ha volcado con mensajes de apoyo a través de las redes sociales.

En principio, la línea roja de la censura gubernamental está marcada en torno a la figura de los clérigos y a los temas relacionados con la religión, pero a la nueva élite ultraconservadora tampoco le gustan las caricaturas. Está terminantemente prohibido dibujar a un mulá vestido de mulá. Esto lo saben muy bien profesionales como Hadi Heidari, a quien se le ocurrió caricaturizar en 2004 al entonces presidente Mohamed Jatami sin turbante y su periódico amaneció precintado. Heidari fue amenazado de muerte en la tradicional plegaria del viernes posterior a lo que los clérigos calificaron de ‘pecado’.