RAMALA. Apenas cien kilómetros separan Gaza de Ramala, pero “para nosotros es más fácil viajar a Noruega que lograr el permiso de Israel para entrar en Cisjordania”, lamenta Khalil Shahin, director del Centro Palestino de Derechos Humanos de Gaza, quien no ha visita Ramala desde 1993 y que solo conoce la cara de sus colegas de la oficina de la organización en Cisjordania por las videoconferencias de Internet. La política de separación entre las dos partes de Palestina puesta en marcha por Israel desde la primera Intifada (1989) y la posterior guerra interna entre Hamás y Fatah, fuerzas que gobiernan en Cisjordania y Gaza respectivamente, han alejado a los palestinos de los dos lados hasta hacerles sentir ciudadanos de estados diferentes, pero esta situación podría tocar a su fin con la llamada a la unidad nacional surgida tras la última ofensiva israelí. Los contactos se aceleran en vísperas de la votación en la ONU del reconocimiento de Palestina como “estado observador”, lo que le abriría las puertas a denunciar a Israel ante organismos internacionales. Khaled Meshal, líder Hamás en el exilio, telefoneó al presidente Mahmoud Abás para comunicarle que el partido fundamentalista “da la bienvenida” al posible reconocimiento ante la ONU, un gesto que hasta ahora nunca había realizado la fuerza islamista, que se resiste oficialmente a reconocer las fronteras del 67 (fecha previa a la Guerra de los Seis Días).
Niño de la familia Al Dalo muerto en la última ofensiva contra Gaza. (M.A)
Mientras los mediadores palestinos e israelíes negocian los 45 puntos del acuerdo de alto el fuego en El Cairo, el portavoz de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Nabil Shaath, informó de la próxima visita de Mahmoud Abás a Gaza y de la liberación de decenas de presos de Hamás que permanecían recluidos en cárceles de Cisjordania desde la guerra entre los dos partidos de 2005. Una medida que también se aplicará en la franja, según anunció el movimiento fundamentalista. Todo está discurriendo con inusual rapidez y la ONU hizo una llamada a la prudencia a través de su portavoz adjunto, Eduardo del Buey, quien se mostró “cautelosamente optimista” sobre el alto el fuego y las negociaciones abiertas. Las bases principales del acuerdo son el fin de lanzamiento de cohetes desde la franja –algo a lo que parece decidido Hamás ya que incluso un imam ha emitido una ‘fatwa’ (edicto religioso) que eleva a la categoría de “pecado” la violación del alto el fuego– y por parte de Israel el final de los asesinatos selectivos y la flexibilización del bloqueo y las restricciones de movimiento de los ciudadanos de la franja.
Exhumación de Arafat
La ofensiva israelí y la votación en la ONU han eclipsado la exhumación del cuerpo de Yaser Arafat. Un equipo internacional formado por expertos franceses, suizos y rusos entrará durante la mañana al mausoleo del líder palestino en la ‘muqata’ (cuartel general) de Ramala y podrán tomar una muestra del cuerpo para enviarla a sus respectivos laboratorios y certificar la presencia o no de restos de polonio. Arafat murió en noviembre de 2004, cuando tenía 75 años, y un reportaje de investigación de la cadena qatarí Al Jazeera destapó en verano el posible envenenamiento del carismático líder tras encontrar restos de este material altamente radioactivo en sus ropas y utensilios privados. Su viuda puso entonces una denuncia por asesinato ante un tribunal de la ciudad francesa de Nanterre por su viuda Suha y empezaron los trámites para la exhumación. Todo está listo en Ramala para este momento histórico en el que se podrían confirmar las palabras del periodista israelí y biógrafo personal de Ariel Sharon, Uri Dan, quien antes de morir en 2006 confesó que el ex primer ministro pidió el visto bueno a George Bush para envenenar a su enemigo eterno, Yaser Arafat, y la respuesta fue positiva.