DAMASCO. No toda la oposición siria apuesta por el uso de las armas como solución para derribar al régimen. En Damasco sobrevive un puñado de opositores históricos, personajes que han pasado largos años en prisión por sus críticas al sistema y que ahora tratan de buscar una vía alternativa a la violencia. Louay Hussein probó los calabozos de Hafez Al Assad, padre de Bashar, en 1984 cuando estudiaba el último curso de Filosofía y fue liberado siete años después. Tras el estallido de la revuelta en marzo de 2011 formó el movimiento ‘Tayyar’ (Reconstrucción del Estado Sirio), cuya sede se ha convertido en el epicentro para los activistas que se resisten a recurrir a las armas. Ayuda a desplazados internos, contactos con la oposición en el exterior, entrevistas con líderes europeos y enviados de la ONU… Hussein trabaja para abrir una puerta al diálogo alternativa a las armas.
Entrevista a la luz de las velas en Damasco. (M.A)
-Después de 21 meses de revuelta, ¿queda espacio para una solución dialogada?
-Lo más importante es lograr un alto el fuego cuanto antes porque la destrucción total del país no favorece a ninguna de las dos partes. Estamos observando movimientos en la comunidad internacional que indican que podemos estar cerca de un proceso negociador que podría desarrollarse a dos niveles. Por un lado las potencias con intereses en el conflicto y por otro el régimen con la oposición nacional. Hablo de negociación y no de simple diálogo porque lo que está en juego es la distribución futura del poder.
-¿Y la oposición siria en el exilio?
-Tiene las manos atadas por sus patrocinadores internacionales y por eso no puede jugar un papel decisivo. Con la reciente elección del jeque Mouaz Al Jatib al frente de la rebautizada Coalición Nacional para las Fuerzas de la Oposición y la Revolución Siria han logrado dar una imagen de unidad, pero sigue habiendo demasiados conflictos internos entre ellos y no son libres para tomar decisiones.
-Ha conocido a los dos últimos enviados de la ONU, ¿cómo valora su trabajo de mediación?
-No he observado progreso alguno entre Kofi Annan y Lajdar Brahimi. Lo que han cambiado son las condiciones de seguridad ya que Annan llegó en plena fase de escalada de violencia y a Brahimi, en cambio, le toca un momento de estabilización de la violencia, por eso creo que debería aprovechar la situación.
-Después de casi dos años el organismo internacional habla de “guerra sectaria”, algo que los sirios denuncian desde hace meses…
– Hemos trabajado duro para intentar que los sirios pudiéramos decidir nuestro futuro, pero ahora estamos en manos de países que no son neutrales (Turquía, Irán, Catar, Arabia Saudí…), cada uno de ellos tiene intereses en esta crisis y no miran por los sirios, solo miran por ellos mismos y nadie nos escucha. La lucha política sigue en pie pero ha sido silenciada por esta guerra civil que sufrimos. Una guerra sectaria con secuestros, asesinatos y matanzas diarias entre la mayoría suní y la minoría alauitas (secta a la que pertenece el presidente).
-El Ejército se ha retirado de amplias zonas del país, ¿qué le parece la nueva Siria ‘liberada’?
-Más que ‘liberadas’ yo hablo de zonas fuera de control. No me parece que estén para grandes celebraciones porque la mayor parte de civiles se han tenido que ir. El peor escenario posible para Siria es el de un estado fallido y eso es lo que vemos ahora mismo en lugares como Alepo o las zonas rurales de Idlib (provincia del norte), la población que queda carece de servicios y no hay un control firme por parte de un bando determinado. La salida del Ejército ha dado paso a la llegada de una especie de señores de la guerra, gente que ha participado en el alzamiento y que ahora se cobra su peaje.
-¿No tienen los Hermanos Musulmanes capacidad de control sobre el terreno?
-La cofradía cuenta con su propia milicia, pero está muy lejos de poder considerarse su brazo armado, no es como Hamás y las brigadas Ezedin Al Qassam en Gaza. Son gente próxima al movimiento fundamentalista que recibe armas, pero forman un grupo más dentro de la oposición armada, no el único.
-¿Ve próxima la caída de Damasco?
-Creo que se está exagerando sobre los avances del Ejército Sirio Libre (ESL) en la capital. Los accesos por tierra no son tan seguros como antes, pero siguen abiertos.
-La gente está abandonando la capital en masa, ¿no puede el régimen proteger a la población?
-El régimen no quiere proteger a la población, no es su objetivo. La cúpula del sistema ha quedado reducida a los altos mandos del Ejército que permanecen fieles y a los líderes políticos con capacidad de decisión en materia de seguridad, nada más. Su misión no es proteger a los civiles, de hecho este lado también es un caos donde no hay ley. Pueden hacer lo que quieran y matan sin preguntar.
-Usted viaja asiduamente a Europa, ¿qué le parece el apoyo abierto de la UE a la Coalición Nacional para las Fuerzas de la Oposición y la Revolución Siria?
-No estoy de acuerdo porque este respaldo contribuye al aumento de la violencia y a que Siria siga inmersa en esta guerra civil.
-¿Teme que alguno de los dos bandos recurra a las armas químicas?
-Lo considero propaganda por parte de Occidente, intentan justificar su apoyo a un bando de esta guerra aireando el fantasma de las armas químicas, pero no me lo creo.
*Entrevista publicada en los medios de VOCENTO el 26/12/2012