NOKDIM. Apenas quince kilómetros separan Jerusalén de Nokdim, el pequeño asentamiento en el que reside el ex ministro de Exteriores y líder de Yisrael Beitenu (Casa Israel), Avigdor Lieberman. El socio político de Benyamin Netayahu cruzaba cada día la «Línea verde», la frontera reconocida internacionalmente de Cisjordania desde 1967, y recorría esta distancia durante su mandato para llegar a su despacho tras erigirse en el protagonista de los comicios de 2009. La escuela de la colonia es el típico edificio de piedra caliza que guarda uniformidad con el resto de viviendas unifamiliares, está decorada con carteles de blancos y azules de la coalición Likud-Yisrael Beitenu y también hay una pequeña mesa con propaganda electoral del Naftali Bennet, ex representante de los colonos de Cisjordania y una de las revelaciones de la campaña al frente de ‘Casa judía’, que ya ha tendido su mano a Netanyahu para formar parte del próximo gobierno. Bennet ha recogido el testigo de Lieberman como candidato sorpresa de la ultraderecha israelí. “Es un orgullo que Lieberman viva aquí, se trata de un ejemplo para los demás políticos”, asegura uno de los miembros de la comisión electoral que informa de que a media tarde ya han votado “la mayoría” de los 700 vecinos con derecho a voto.

“Netanyahu va a ganar las elecciones, pero he votado a Otzma le Israel (Fuerza para Israel) –partido de extrema derecha- porque hay que fortalecer a todo el bloque conservador sin excepciones de cara a una futura coalición”, señala Eliyahu Yofe, residente en Nokdim desde que hace trece años llegara de Rusia. “No se trata de territorios ocupados, es una definición errónea porque esta tierra es nuestra”, asegura Yogam Bitane, vecino del cercano asentamiento de Efrat, que asegura que “el voto en estos lugares es uniforme, sin fisuras. Todos tenemos muy claro lo que necesita el país”.

Más de 250.000 israelíes viven en barrios judíos levantados en zonas ocupadas de Jerusalén Este que fueron anexionadas por Israel al territorio municipal de la ciudad y otros 300.000 lo hacen en las más de cien colonias que pueblan Cisjordania, también en pleno proceso de expansión pese a la condena de la justicia internacional. Netanyahu se ha comprometido a continuar con la expansión en el futuro y seguir con una línea ascendente como la de 2012, año en el que la construcción de viviendas ilegales creció un 300 por ciento respeto al año anterior según el último informe de la organización Peace Now.