Nawras y Moaz se encuentran en un hospital pediátrico de Damasco a la espera de una operación que les permita seguir con vida. Estos hermanos siameses nacieron a finales de julio unidos por el pecho y el llamamiento de los médicos locales a la Organización Mundial de la Salud, según informó la cadena BBC, ha servido para que la Media Luna Roja Siria obtenga la luz verde del Gobierno para permitirles salir del bastión opositor de Duma y trasladarse a un centro médico de la capital. “Si no se les opera rápido, morirán”, fue el llamamiento de los sanitarios sirios que difundieron fotos de los pequeños a través de las redes sociales para dar a conocer el caso a todo el mundo. Pero evacuar a pacientes de una zona enemiga y cercada  no es algo habitual en el conflicto de Siria en el que ya hay casi 500.000 muertos y más de un millón de un personas viven cercadas, según la ONU, se trata de una situación extraordinaria.  La Media Luna Roja documentó el traslado de los pequeños con diferentes fotografías y su muro de Facebook se ha llenado en las últimas horas de oraciones para pedir por la salud de los siameses.

Los hermanos salen de una de las zonas más castigadas por los combates que asolan Siria desde marzo de 2011. Duma, al norte de Damasco y una de las principales ciudades del cinturón rural de la capital, fue uno de los primeros lugares en levantarse contra el Gobierno y desde entonces es zona de guerra. La autopista principal que une la capital con Alepo atravesaba Duma, pero desde hace cinco años es más que recomendable tomar un desvío para ir hacia el norte por motivos de seguridad. Como todas las zonas con presencia de opositores armados en los alrededores de la capital, el Ejército controla los principales accesos para prevenir la entrada de milicianos enemigos o el tráfico de armas y municiones. Un cerco que afecta también al comercio de alimentos, según el último informe sobre zonas cercadas en Siria elaborado por el investigador Will Todman para el Middle East Institute (MEI). En una entrevista concedida a Syria Deeply, el investigador afirma que “los cercos además de un arma de guerra efectiva, se han convertido en un negocio rentable de economía sumergida”.

En el caso de Duma, ciudad de la que lograron salir los siameses, “se encuentra el paso de Wafideen al que los sirios conocen como ‘el puesto de control del millón’ (Hajez al-Milyon) porque los soldados pueden llegar a ganar un millón de libras sirias (unos 2.000 euros al cambio) en una hora gracias a los sobornos, y este es solo uno de los muchos lugares así que existen en Siria”, subraya Todman. Este experto tiene claro que “los cercos nacieron como una táctica militar y lograron su objetivo, pero ahora son máquinas de hacer dinero” tanto para el Ejército como para los grupos armados de la oposición. Nawras y Moaz  lo han superado y ahora luchan por su vida.