El grupo yihadista Estado Islámico (EI) ha incorporado los camiones de combustible bomba a su interminable catálogo de operaciones suicidas y respondió con decenas de muertos al anuncio estadounidense sobre el inicio de la operación para recuperar Mosul. Al menos 60 personas perdieron la vida y decenas resultaron heridas tras la última operación de un kamikaze que se inmoló en un puesto de control en Hilla, 95 kilómetros al sur de Bagdad y capital de la provincia de Babilonia. La mayoría de los fallecidos son civiles, como es habitual en este tipo de ataques que forman parte de una guerra contra el EI que ha devuelto al país a las cifras de muertos de la época más dura de la guerra sectaria (2006-2007).

El grupo empleó la página web Amaq para reivindicar “la operación de martirio con un camión bomba en el puesto de control de las ruinas de Babilonia”. Trece años después de la invasión de Estados Unidos los civiles iraquíes sufren una violencia que dejó al menos 18.800 muertos entre los primeros diez meses de 2015, según el último informe de Naciones Unidas. A esta cifra hay que sumar 2,3 millones de nuevos desplazados internos en un país roto que alberga en Mosul el gran bastión del EI.