DAMASCO. El espectáculo de los padrinos extranjeros de las dos partes que luchan en Siria es esperpéntico. Irán organiza cumbres sobre Siria y pide el “fin de la injerencia extranjera” a la vez que Hizbolá reconoce tener hombres desplegados sobre el terreno y es un secreto a voces que combatientes iraníes e iraquíes están pegando tiros del lado de Assad. Por otro lado los rusos se echan las manos a la cabeza y protestan por el levantamiento del embargo de la venta de armas por parte de la UE mientras anuncian la venta de 10 cazas y tienen la intención de enviar el sistema S-300.

Bombardeo en las afueras de Damasco. (M.A)

Desde Bruselas el espectáculo es similar. La UE organizando conferencias de la oposición política, como la de Madrid, a la vez que levanta el embargo de armas como pedían Francia y Reino Unido, si es que ha existido alguna vez porque desde Turquía aquí ha entrado de todo. Desde Washington John Kerry calla sobre este levantamiento, pero pide a los rusos que no cumplan sus contratos con Assad porque esto “pone en peligro los esfuerzos para la paz”.

Desde el lado árabe tampoco están mejor las cosas, aunque da la impresión de que la guerra interna entre Arabia Saudí y Qatar ha restado fuerza a la oposición armada. Los primeros parecen haberse moderado, mientras los qataríes seguirían desatados en su apoyo a los grupos más radicales de la oposición.

Igual se trata de la traca final antes de sentarse a negociar en Ginebra, pero da la impresión de que los grandes padrinos tienen la intención de que sigan los tiros hasta destrozar el país. Aquí están perdiendo todos, pero sobre todo los sirios que están a las puertas de encontrarse con un estado fallido y ya se han dado cuenta de que la solución al problema ha dejado de estar en sus manos.